Las cosas que Nunca me dicen...

Odio levantarme a la mañana y ver que no hay café hecho, como si fuera poco, para hacer mis amaneceres más detestables desde mi cama puedo observar la cafetera vacía reposando sobre la mesada (no; no duermo en la cocina, pero no vamos a insertar un plano de mi casa en este momento, no?). Considerando que no es un quehacer que demande demasiados conocimientos culinarios, no hallo el motivo del por qué no se disponen a preparar más cuando se lo acaban. Es más, hasta llego a pensar que disfrutan saboreando la última taza con una vaga maliciosidad...¡Cómo si además me levantara con todo el tiempo del mundo para hacerme un desayuno americano! Da gracias si me devoro alguna galleta al paso mientras con una mano me pongo las zapas y con la otra trato de ponerme la remera. Si al menos tuvieran la delicadeza de decirlo cuando se acaba sería más fácil; lo haría a la noche antes de acostarme, que para variar no me puedo dormir, y ya...pero no...